Pero qué, qué asco que me da, Dios, qué repugnancia, qué pavorosas náuseas me da saber que eres como los demás... Y más asco me da mi memoria, más asco me da.. que aún no se haya extinguido, que si estaca, decapitación, fuego... Sólo a momentos la noche y su magnetismo me arrastran al vórtice vomitivo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario