Que muera, que muera, gritaban en la plaza. Estaban a punto de colgarle y nadie había sido capaz de arrebatarle la máscara. ¿Qué se escondía tras ella? ¿Acaso tan pavoroso podía llegar a ser?
Inspiraba sus últimas moléculas de oxígeno atreviéndose a sonreír, incluso hasta a burlarse de todos ellos soltando una sonora carcajada. Inopinadamente se inició una lluvia abrupta y la multitud, perpleja, agarrada con todas sus fuerzas a sus huesos, comenzó a marcharse corriendo como ráfagas. Al final apenas quedaron los verdugos y el acusado de tal calamidad con su férrea actitud y aquella máscara.
- ¿Qué hacemos? ¿Lo colgamos, no?
- Claro que sí, no seas tonto.
Se dispusieron a ello sosteniéndose con una actitud pretenciosamente serena, se dirigió con pasos lentos el verdugo hacia la víctima enmascarada, poco a poco caminaba... pero... sucedió algo fuera de lo previsto. Sus zapatos resbalaron con el húmedo suelo, atisbó las nubes y el cielo intentando alcanzarlo con los dedos, no pudo efectuar su certero cometido. Ya no estaba el cuerpo del acusado presente, entre tanto revuelo no sé sabe cómo pero logró desvanecerse dejando como huella su máscara. Ahora bien... la lluvia parecía arreciar... Las mentes estaban demasiado obsoletas como para elucubrar teorías sobre su desaparición o para meramente poner en práctica su búsqueda, qué más daba eso en aquellos instantes. Además de que el público se había escarmentado, los dispuestos a presenciar su muerte empezaron a dispersarse por el lugar quedando completamente abandonada el área y la máscara en el suelo.
Pasaron tres días en los que la tormenta no cesó, las gentes aglomeradas en entornos cálidos, el enmascarado desaparecido... Decían que llevaba esa máscara para que nadie lograse verle el rostro, y mucho menos sus ojos, su encarnada y penetrante mirada decían que era capaz de petrificar a cualquiera del impacto, provocaba una breve parálisis verbal, una sorpresa realmente magna para unos cristalinos ojos.. Suponían que él provocaba miedo, esto lo creían muchos, no todos, pero muchos hacían efecto sobre él, él tenía miedo de lo que muchos creían pues esto le conllevaría problemas y desembocó en ellos... quisieron ahorcarle y consiguió librarse. El pánico a "ver lo que llevaban dentro" se generalizó, al fin y al cabo el motivo de la máscara era este mismo: evitar el pavor a su supuestamente escrutadora mirada. Él mismo lo veía patético, por más que vislumbrara luz en aquellas evanescentes almas, esta misma luz comenzaba a carecer de lucidez pocos segundos después y ahí es cuando se percataba de que era otro rostro más de nada. Ideas estandarizadas, reiteración modernizada del pasado y del futuro. No se sentía demasiado cómodo rodeado de tantas mentes vacías, esta era una de las razones de la máscara: no serviría de nada volver a intentarlo, desechaba sus idealizaciones, no lograría encontrar seres que pudiesen comprenderlo lo mismo que él vislumbraba. Así pues, cuando supo que el miedo había llegado a tales extremos y supo que querían ahorcarle no se inmutó, tarde o temprano lo harían. A su pesar su racionalidad se desviaba perpetuamente de sus emociones, la esperanza le prohibió dejarse caer hasta tal punto, no toleraría morir de una forma tan tonta, si acaso él decidiría el mismo día de su muerte, y desde luego no sería el día fijado.
Logró zafarse de todo ello. Logró ir muy lejos... Hacerle un par de modificaciones a la máscara, para variar se fue de viaje por los primeros lugares que se le pasó en mente. No es que conociera a demasiada gente, solía mirarlos escrutadoramente, solían ofrecerle evasivas respuestas, solían temerle a dónde quiera que fuera. Si alguien hubiese querido retirar aquella máscara... tal vez... el miedo se habría evaporado o se hubiera visto exponencialmente incrementado. Y si tal vez alguien se hubiese preguntado: ¿qué se esconde tras la máscara? Y si esta misma pregunta le hubiese llegado a él... tan sólo... solamente... su cuerpo se hubiera petrificado durante un instante... o quizá para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario