Me escabullo y huyes, huyo, te escabulles. Me pongo nerviosa, incipiente tremor vibra por y para las arterias. Directas al corazón. Las espinas se incrustan mientras las lágrimas rojas resbalan y se solidifican con tanta rapidez que puedo aferrarlas entre mis dedos, condensarlas en mi único punto de mira.
Oh. ¿Sabes -lo sabes- lo que es arder?
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