Existe una especie de cristal que siendo más translúcido en unos casos que en otros distancia las fuerzas del exterior y las fuerzas del interior de cada uno. ¿Y dónde se refleja sino en el rostro y el lenguaje corporal? Siempre me ha llamado la atención la innumerable cantidad de detalles que se han de reproducir en una conversación para que el mensaje llegue impoluto al receptor. Pero... ¿acaso este podría estar dentro de uno mismo para vislumbrar con la misma mirada lo que nos está aconteciendo?
Si careciéramos de prejuicios y por unos segundos perdiésemos la noción de "ser", las palabras se deslizarían unas tras otras al exterior como foráneas a nosotros, que no seríamos capaces de explicar el sentido de haberlas dicho... ¡si ya no nos representan!
[Porque sí... ]:
[Porque sí... ]:
Las palabras -triste experiencia- solo son un vago reflejo. Nunca consiguen decir lo que queremos y a veces casi más consiguen lo contrario. Siento ese cristal que nos aísla también. Pero solo conozco una solución, seguir hablando hasta que el otro sepa discernir el grano de la paja en lo que decimos y viceversa.
ResponderEliminarMe cae bien ese tío. No me atrevo a decir que me gusta, que sí, sino que me resulta interesante