Maneja los pulsos del combatiente, domínalo, vamos. Introspecciona: ¿qué es lo que piensa? Al final uno de los dos acabará cayendo, a saber cuál. Tienes la firme convicción de que la realidad no se habrá de producir, aunque inexorablemente una parte del subconsciente está empujando la verdad hacia arriba. Pero sabes cómo manipular los hilos para que no suceda. Puedes arrastrarte con el lastre de tu sombra sin percatarte de ella, girándote para verla y vislumbrando el roce de tus pasos con el cemento. Y la nada.. caes en su cebo sin atenuar la mirada con el pasado que sólo aporta futilidad. Observa cada uno de sus movimientos, atentamente, empero mientras los ejecuta se hace tarde y el golpe te da en plena mejilla: ¿ahora cómo actuarás? Intentas cavilar sobre otro de sus posibles alcances, mas hay algo que no te deja respirar. El oxígeno se vuelve primordial, la mente se emborrona de niebla dramáticamente densa, la esotérica idea se arraiga bajo las aguas que fluyen en tu cerebro. Vas a lograrlo.. obtendrás la efervescencia de las palabras concisas y cederá, otro más, y otro. Otro. Vas a ceder... lo preverás y... el puñal definitivo. Te arranca una sonrisa irónica. Tus gestos se desvinculan de tus manos. Voy... voy a... rozar la contingencia... como una asíntota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario