- Hemos llegado al jardín, he aquí el espacio del que tanto tiempo les he hablado. -Dijo mientras gesticulaba con sus manos. El verdor inundaba aquel lugar inconmensurable, repleto de flores como suspiros y árboles de los que colgaban resplandecientes frutos.
- ¡Maravilloso! - Respondió el gentío casi al unísono.
- Así es lo que ustedes contemplan, pero... ¿acaso pueden ver cómo el gris ha marchitado esta flor que ahora sostengo entre mis dedos?
Me gusta. No sé por qué me ha sorprendido esa pregunta final. Y me ha venido a la mente Raymond Roussell en su Locus Solus.
ResponderEliminarMuy interesante referencia. Sin duda, un comentario enriquecedor. Gracias.
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