miércoles, 23 de junio de 2010

Aire

El tedio. El tedio
se aleja desprendiéndose
por todos sus poros
por todos sus lares.
¿Me escrutabas por todo,
por nimias tardes
retorciendo el aire
con los labios y los ojos?
Se veían -¡muy lejos!- los mares
de una mañana clara
y un sopor tibio y palpable.
Así pasaba y pasaba
el tiempo, inexorable;
y se formaba una amalgama
con la tibieza del ayer inevitable.

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