lunes, 11 de mayo de 2009

Lo que nunca existió

Aullan gritos jadeantes
culminar no es lo que desean
amarían durante horas penetrar
en el cálido ambiente del instante
fugaz de pasiones certeras
que con sólo reflejos aceleran
la sangre de azules venas.

Mas no sólo azul almacenas,
fulgores de lo que no esperas
también pertenecen a la apariencia
rebosante de vacías penas
con las que te autocondenas.

Únicamente en el planeta
existimos tú y yo
tú me afliges lo que replanteas
cuando me observas,
y yo quiero que no pares
de avasallar mi espacio.

Deseo que ni una milésima
ni un remoto instante
dejes de contemplarme
soy sólo tuya y lo sabes.

Sólo nos amamos,
tú y yo,
sólo destellamos,
tú y yo,
mezclados otra vez
en la ardiente llama de la pasión,
para siempre,
tú y yo.

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