martes, 27 de marzo de 2012

Romanticismo musical

Poetas como Jean Paul, Novalis, Heine, Schilerr y Goethe en Alemania, Lord Byron en Inglaterra, son los portavoces del nuevo movimiento. Frente al equilibrio clásico, el Romanticismo se mostraba anhelante de juventud y de embriaguez espiritual. Son románticos los impulsos de un Bach cuando componía las arias de sus 'Pasiones', como lo son los de un Alban Berg al componer sus grandes óperas 'Lulu'  y 'Wozzeck'; pero Bach estaba inmerso en las reglas del contrapunto y Berg en las del dodecatonismo. El romántico puro no conoce reglas, hace de sus impulsos ley. Y eso es lo que les ocurrió a tres generaciones de músicos, Schubert, Schumann, Mendelsshon, Wagner, Chopin, LIszt, Berlioz, Brahms y, al final, a Mahler y a Bruckner, por citar solamente las primeras figuras: quisieron ante todo ser románticos más que artistas, rendir culto a lo real, pero con connotaciones misteriosas; a lo joven e impulsivo frente a lo preestablecido de la norma. Y todo ello sin destruir lo pasado; se trataba simplemente de desplazar el interés, de desarrollar de manera unilateral ciertas formas del arte, las que más complacían a aquellos hombres llenos de fuego y de idealismo, los que vieron nacer el imperio del lirismo y de la poesía en todas las artes.
El Romanticismo musical fue esencialmente alemán, porque Alemania era un país joven y a la vez culto, en el que podría prender con facilidad un movimiento que no era más que la expresión de un anhelo juvenil orientado hacia el futuro.
Se ha dicho de Beethoven que el último clásico y el primer romántico, y es cierto. De hecho, es difícil clasificarle solamente como una cosa o la otra. Participa en la labor de fijación de las formas que caracteriza al clásico; pero también, por su espíritu indomable, entusiasta y generoso, es romántico por naturaleza.
A partir de él todo es pleno romanticismo: Schubert, Mendelssohn, en Francia Berlioz, son compositores que viven la nueva ideología. Un mundo donde la ilusión y la poesía forman la base de la existencia, en que la exaltación y el anhelo reinan sobre el equilibrio y la ponderación. Pero no olvidemos que este mundo se edifica sobre el clásico, que las formas musicales se respetan básicas, aunque se modifiquen, retoquen o amplíen. Hay un gusto por lo literario, en especial por la poesía. También hay una inclinación al mito, a la tradición, al arte antiguo, un retorno al pasado, mejor a lo tradicional, que se siente como básico, como formando parte del tronco original.

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