viernes, 16 de marzo de 2012

Fragmento de "Con la muerte en el alma"

"El peor peligro para mí es la belleza". Sentía que sus manos se le enfriaban cada vez más y que unos dedos de hierro se le incrustaban en la garganta. La belleza, la más sigilosa de las trampas, se ofrecía con una sonrisa de connivencia y de facilidad, le hacía señas, le indicaba que estaba esperándole. ¡Qué mentira! Esa grácil nuca ofrecida no esperaba nada ni a nadie, se dejaba acariciar por el cuello de la chaqueta y gozaba de sí misma, como de sí mismos gozaban y de su propio calor esos largos, rubios y cálidos muslos que la franela gris dejaba adivinar. Vive, mira al río, piensa inexplicable y solitario como una palmera. Es mío y me ignora. Daniel sintió una náusea de angustia y, durante un segundo, todo se puso a dar vueltas. El joven, minúsculo y lejano, le llamaba desde el fondo del abismo. La belleza le llamaba. Belleza, mi destino. Pensó: "Todo va a volver a empezar. Todo. La esperanza, la desdicha, la vergüenza, las locuras."

No hay comentarios:

Publicar un comentario