sábado, 22 de marzo de 2014

Un día ya no estarás aquí. Y sé que me arrepentiré de no haber dicho todo lo que debía decir, de no haber actuado como quería actuar... Pero mi miedo es más fuerte que yo, y en el fondo sé que me conoces lo suficiente como para verlo, para sentirlo. Esto simplemente me paraliza. Quizá no merezca la pena si quiera pensar en ello, quizá sólo sea indiferencia por tu parte. ¿Quién sabe? ¿Qué sé yo de ti?

2 comentarios:

  1. Y si ya sabes que te arrepentirás, ¿por qué no hablas? Nadie conoce a nadie "suficientemente", y menos si uno no se muestra. El miedo, en realidad, es a revelarse del todo y que el otro descubra que uno es "simplemente" esto. Preferimos que nos desconozcan a que nos rechacen. Horrible. El "quizá" al menos es una esperanza, lo otro, lo que quiera que sea, una certeza. Interesante el hecho de preferir vivir entre esperanzas, que afrontar certezas. Imaginar lo que hay al otro lado del muro en lugar de abrir la puerta. (¿No es esta la filosofía fundamental de Bernardo Soares -El libro del desasosiego?). El miedo, algunos miedos, son también una esperanza al revés.

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  2. Es cierto. Es como la certeza de saber lo que hay detrás del muro, aunque por supuesto eso jamás podría ser una certeza. ¿Contradictorio, no?

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