jueves, 30 de junio de 2011

Un fantasma - Charles Baudelaire

Nota: Poema número 38 de Las flores del mal (edición de 1861).


(1)
Las tinieblas

En las cavernas de insondable tristeza
Donde el Destino ya me ha relegado;
Donde jamás penetra un rayo rosado y alegre;
Donde, sólo, con la Noche, áspera huéspeda,

Yo soy como un pintor que un Dios burlón
Condena a pintar, ¡ah! sobre las tinieblas;
Oh, cocinero de apetitos fúnebres,
Yo hago hervir y como mi corazón,

Por instantes brilla, se extiende, y se exhibe
Un espectro hecho de gracia y de esplendor.
En un soñador paso oriental,

Cuando alcanza su total grandeza,
Yo reconozco a mi bella visita:
¡Es Ella! Negra y, no obstante, luminosa.


(2)
El perfume

Lector, ¿alguna vez has respirado
Con embriaguez y lenta golosina
El grano de incienso que satura una iglesia,
O de un "sachet" el almizcle inveterado?

¡Encanto profundo, mágico, con que nos embriaga
En el presente el pasado revivido!
Así el amante sobre un cuerpo adorado
Del recuerdo recoge la flor exquisita.

De sus cabellos elásticos y pesados,
Viviente "sachet", incensario de la alcoba,
Un aroma subía, salvaje y fiero,

Y de sus ropas, muselina o terciopelo,
Todas impregnadas de su juventud pura,
Se desprendía un perfume de piel.


(3)
El marco

Así como un bello marco agrega a la pintura,
Bien que ella sea de un pincel muy alabado,
Yo no sé qué de extraño y de encantado
Al distanciarla de la inmensa natura,

Así, joyas, muebles, metales, dorados,
Se adaptaban precisos a su rara belleza;
Nada ofuscaba su perfecta claridad,
Y todo parecía servirle de marco.

Hasta se hubiera dicho a veces que ella creía
Que todo quería amarla; pues ahogaba
Su desnudez voluptuosamente

En los besos de la seda y de la lencería,
Y, lenta o brusca, en cada movimiento
Mostraba la gracia infantil de un simio.


(4)
El retrato

La Enfermedad y la Muerte producen cenizas
De todo el fuego que por nosotros arde.
De aquellos grandes ojos tan fervientes y tan tiernos,
De aquella boca en la que mi corazón se ahogó,

De aquellos besos pujantes cual un dictamen,
De aquellos transportes más vivos que los rayos,
¿Qué resta? ¡Es horrendo! ¡oh, mi alma mía!
Nada más que un diseño muy pálido, con tres trazos,

Que, como yo, muere en la soledad,
Y que el Tiempo, injurioso anciano,
Cada día frota con su ala ruda...

Negro asesino de la Vida y del Arte,
¡Tú no matarás jamás en mi memoria
Aquella que fue mi placer y mi gloria!

miércoles, 29 de junio de 2011

Espejo

Me pareció curiosa, incluso rozó lo cómico, esta canción:
--
Conozco cada grano de esta arena, cada oasis y todas sus trampas.  
Yo reino aquí y soy su dueño, pero hay un lugar desconocido, una ventana a un mundo más.  
Todo el revés, se vuelve dentro, y no soy yo quien esta ahí.  
En el reflejo, de este espejo, ¿quién esta ahí? ¿por qué me mira así? ¿quién vive tras del cristal? 
Yo no soy aquel ¿dónde he quedado yo? ¿dónde he quedado yo?  
La hipnotiza la diferencia, pero aun más la similitud, todos mis ojos, nacen mi rostro. 
No entiendo nada.. ¡quiero escapar!  
En el reflejo de este espejo ¿quién esta ahí? ¿por qué me mira así? ¿quién vive tras del cristal?  
Yo no soy aquel ¿dónde he quedado yo? ¿dónde he quedado yo?


(Es sólo una canción. Nothing else.)

lunes, 27 de junio de 2011

"Más discusión" - Bukowski

Rilke, ella dijo, ¿no adoras a
Rilke?

No, dije, me aburre,
los poetas me aburren, son mierdas, caracoles, pedacitos de
polvo en un viento barato.

Lorca, dijo, ¿qué te parece Lorca?

Lorca era bueno cuando era bueno. Sabía cómo
cantar, pero la única razón por la que te gusta
es porque fue asesinado.

Shelley, entonces, ¿qué te parece Shelley?

¿no se ahogó en un bote de remos?

entonces ¿qué te parecen los amantes? me olvidé sus nombres...
los dos franceses, uno asesinó al
otro...

Bárbaro, dije, ahora háblame de
Oscar Wilde.

Un gran hombre, dijo ella.

Él era inteligente, dije, pero vos crees en todas esas cosas
por la razón equivocada.

Van Gogh, entonces, dijo ella.

Ahí vamos, dije, ahí vamos de nuevo

¿Qué me quieres decir?

Quiero decir que lo que los otros pintores de la época decían era verdad:
que era un pintor promedio.

¿Cómo lo sabes?

Lo sé porque pagué $10 para entrar y ver algunas de sus
pinturas. Vi que era interesante,
honorable, pero no grandioso.

¿Cómo puedes decir, preguntó, todas estas cosas acerca de toda esta gente?

Querrás decir, ¿por qué no estoy de acuerdo con vos?

¡Para ser un hombre que casi se está muriendo de hambre, hablas como si fueras
un tremendo sabio!

Pero, dije, ¿no se murieron de hambre todos tus héroes?

Pero esto es diferente; no te gusta nada de lo que a mí me gusta.

No, dije, simplemente no me gustan de la manera que
te gustan.

Me voy, dijo.

Podría haberte mentido, dije, como la mayoría
lo hace.

¿Quieres decir que los hombres me mienten?

Sí, para llegar a lo que crees que es sagrado.

¿Quieres decir que no es sagrado?

No lo sé, pero no te voy a mentir
para que funcione.

Vete a cagar entonces, dijo.

Buenas noches, dije.

Ella dio un bruto portazo.

Me levanté y prendí la radio.

Había un pianista tocando la misma pieza de
Grieg. Nada cambió. Nada
cambia nunca.
Nada

domingo, 26 de junio de 2011

Nada.
Nada de esto merece la pena.
Márchense. Por favor.

jueves, 23 de junio de 2011

¿Qué...?

A veces quisiera escribir sobre... tantas cosas. Parece tan sencillo. ¿Quién no ha rozado aunque sea evanescentemente ese deseo, ese hálito...? Quisiera depositar belleza en las palabras y que estas reflejaran sentimientos puros, sinfonías estelares... Y ojalá pudiera ser así... ¿qué sucedería con mi integridad? ¿Se verían mermadas las murallas que fueron consolidadas en un remoto antaño?
O acaso, simplemente fluiría por la corriente con los ojos escrutando el cielo y el sol, mientras éste último me hipnotizaría y me cegaría... ¿Acaso no es uno de los propósitos?
¿Qué puedo creer?

martes, 21 de junio de 2011

Blood

Dentro del circo me gusta verlos
retorciéndose por fuera y por dentro
¿por qué la sangre no cae en paralelo
junto a mi cuerpo?
En este mísero arrebato del tiempo
nos perdemos, precipitadamente, me pierdo.
Las hogueras no responderían al deseo
diluido en respuestas ateridas en el cielo..
Oh, ¡las llamas! ¿Por qué refulgen en lo ya muerto?

Leer con pausas.

Después de todo, las milésimas pueden perder sentido irrevocablemente, tan rápidamente como un tsunami puede arrasar cualquier cosa que encuentre por su paso. Y nuestra mente puede jugar con lo que podría haber sido y lo que no, y el cambio que hubiera implicado ello. No es buena idea hacerlo. Hay veces en las que ciertas palabras te empujan y de un modo terrible te susurran, empiezan a elevar los decibelios trasformándose en gritos, coaccionándote.
Impulsos.
Humanos y banales, claro que el segundo adjetivo ya viene adherido a la existencia humana. Sería ridículo derivar en esta cadencia, en el círculo de la humanidad, de las personas.
¿Cómo podríamos parar? ¿Hacerlo de modo definitivo?
(Por favor, dímelo.)
Precisamente, es libre, nuestra mente lo es. Lo que pensemos e imaginemos es altamente peligroso, o puede llegar a serlo. Sin embargo, más pavoroso sería el intentar cesar la rueda mecánica de divagaciones, hay que dejarla ser. Y liberarse. Del peso, de la carga. Consistimos en última instancia y con esa simplicidad, fuera de absurdos en los que queramos evadirnos, en eso: ser.
Empero, hay que preguntarse.
- No sé cuántas veces. -
¿Qué implica para uno ser? Bajo el conocimiento de nuestras fortalezas y debilidades, tolerando que fluyan ambas, observando y viviendo errores, existe la posibilidad de mejora, de evolucionar. ¿Quién no habría de agradecer un error?
Dar gracias.
Es la esencia.
A la sociedad, humanidad, a las personas que nos rodean, que giran sobre nuestras cabezas, ya sea de modo consciente o, fuera de control, inconsciente.
Y.. por muy intolerable que sea o sean... -y sí, tristemente es así- les arrojo la redención.
Toda suya.

viernes, 17 de junio de 2011

Cuando cierro los ojos las siento
Se insinúan en mis latidos, en mi pulso
Estas llamas mías, este fuego
Que parece eterno... morirá como el mundo
Se transformará en cenizas de lamento
¿Por qué no ardieron en su vano intento..?
Quémalo con los vestigios de la chispa en tus dedos
Haz que arda, despacio, la fábula en la que te has convertido
Cógelo, todo, ¡todo! 
Te dejo las llamas para verlo
del más puro color grisáceo..

martes, 14 de junio de 2011

Lo que me retuerce las entrañas desde las profundas tinieblas se está moviendo. Quiere salir. Noto cómo la maraña está subiendo tornándose a una única cosa, se suspende por unos segundos en mis labios, antes de ello había rozado la lengua.
Y cae.
Estoy observando cómo cae y se desvanece entre mis dedos, el líquido se condensa, concentrándose en la unión de una irrevocable visión...

Tú...

sábado, 11 de junio de 2011

Phiaso

Sofía estaba reclinada sobre la silla del balcón, contemplando el firmamento diáfano, esta vez sin estrellas. Es lógico si es de día, pero ayer las vio entremezclas con el sol. Quizá eso tenía un nombre para la astrofísica. No le comentó a nadie la situación actual, la abismal idea que había vislumbrado contemplando la constelación diurna de ayer. ¡Todo se volvió evidente! Nunca había esperado una razón para entender algo, simplemente, no la necesitaba. ¿Por qué aparecieron todas al unísono de aquella manera? Desconocía tanto que no podría responderse, empero era capaz de atisbar una forma en aquello que pertenecería a su silencio para la eternidad. <¡Jamás estará fuera de mí!>, se decía imperiosamente. ¿Quién no admiraba unos distantes punto brillantes, hasta incandescentes, en la bóveda oscura? Ella no lo hacía. Nunca fue capaz. No amaba nada, absolutamente. Su existencia era, sin más palabras. Desde su nacimiento había sido privada de una de las más grandiosas defensas de nuestra humanidad, de la voz. Sus labios pretendían musitar una queja a menudo, la cual era eludible para el resto, pero en su interior la quemaba hasta un extremo impensable... Y ahora... ¡la respuesta!, ¡la gran respuesta!... se quedaría encerrada en su tercera dimensión. Lo que anhelaba la humanidad para su redención sería dejado en sus manos... ¿Qué haría con aquella carga? Sofía divagaba derivando en una cavilación, completamente absorta intentaba realizar un movimiento, dibujar un boceto en el aire de la idea. Tan sólo un escueto mapa donde visualizarla y verse a sí misma en algún punto de él. No era cosa fácil. Vaya. Su vida se había remitido a escrutar la vida que desprendían las calles bajo su balcón, no vivía sola, pero a la vez sí. Y toda imaginación se diluía debido a su carencia de práctica. Con el individuo que había rescatado su vida tan sólo intercambiaba breves gestos -algunas veces palabras que ella respondía con más gestos-, lo que en el fondo era un hálito constante. Claro... ¿qué mejor que empezar por ahí?
Inopinadamente su pensamiento se materializó en una figura...
- Eh. ¿Todavía sigues ahí? -Dijo mientras se reclinaba sobre su propia sonrisa dubitativa.
Sofía dibujó dos o tres caricaturas con gestos de sus manos y se precipitó desbordadamente a explicarle la concepción abstracta de aquella idea, en lugar de responderle a su pregunta, respondiéndola implícitamente.
El rostro del individuo se petrificó y, alarmado, fue directamente al huracán de preguntas:
- Tranquila. ¿Te pasa algo? ¿Qué? Espera... ¿te traigo lápiz y papel?
Ella volvió al amago de aquella idea-relámpago, asintió con la cabeza, comenzaba a desvanecerse el mapa... y si.... Inopinadamente vino él otra vez, apenas parpadeó los ojos se fue y apenas los clausuró de nuevo reapareció con aquel lúcido presente entre sus dedos... Escribir. Escribir lo que estaba en su cabeza, cuando saliera de ella no sonaría tan bien, se deformaría y convertiría en un monstruo, la magnanimidad se tornaría gris y con la decadencia que ello implicaba perdería la magia que albergase, la veracidad omnipotente. Está bien, Sofía consideró que era una oportunidad, un intento que no amedentraría por sus pensamientos. Atisbó el lápiz que le ofrecía y el papel translucía ante sus pupilas. Primer error: Dedos congelados por dilatación.

viernes, 10 de junio de 2011

Magnetismo

Oh, magnético atardecer, en tus entrañas querría disiparme. Me atraes como si fueras un imán hacia la noche, soy un inservible fragmento de hierro. Veo cómo zumban las hojas verdes con el rumor del viento y paseo percibiendo el peso de cada única y fútil pisada -una huella sin nombre-. ¿Cómo sería si mis ojos dejaran de funcionar? A veces creo que las cosas se tornarían inexorablemente azules, o blancas, si sucediera, los olores y el sonido de una violenta ráfaga inundarían de lleno las cavernas de mi alma. Y todo se podría sentir de verdad, despegándome de la realidad que sellan mis ojos, de toda la lucidez distorsionada de mi vista. ¿Qué habría en la cabeza? Mis pensamientos son como imanes de tamaño indefinido, cada uno de ellos tiene un polo norte y sur, ellos pueden realizar lo imposible, complementarse: unión y división. Son las fuerzas magnéticas las responsables, y por mucho que se quiebren siempre reaparecerán los dos polos buscando al contrario para volver a fundirse en uno. Y así con el conglomerado de ideas caóticas, terminando por formar un todo donde no cabe una única vía, sino dos. Donde las dimensiones se desvanecen y pierden el sentido, donde la verdad se desdobla y pierde la remota veracidad que podía haber ostentado. En el frenesí del magnetismo mi cuerpo se acaba transformando en otro simple imán más, desconociendo cuál es el norte y corriendo el peligro de quebrarse otra vez y verse forzado a reorientarse hacia un punto indefinido. Entonces, ¿puedes anhelar claridad en una respuesta evanescente?
Ahora soy un alma con electrones, con un campo magnético, deambulo por una calle, las estrellas se inclinan a no desvelarme. El dulce atardecer originó mi rendición a la gravedad de este lugar grisáceo. Me guío por mis pupilas, vislumbran la luna mientras mis párpados tan sólo desean oscuridad. Es eso lo que quiero ver. Y lo que veo. Una luz, de pronto, me proyecta en el suelo. Creo que es mi figura lo que hay ahí. La voz de la noche me está llamando, me veo atraída hacia ella, me caigo sobre mí misma, desorientada. ¿Dónde está el otro polo? Lo llevo dentro, nada ha salido fuera. Tan sólo necesito...
Tengo que dejarlo ir, que salga de verdad ese imán, mi cuerpo se está moviendo sin mi permiso hacia arriba. Alguna fuerza lo está atrayendo ineludiblemente hacia, hacia...

martes, 7 de junio de 2011

.......

Huele fragmentos de otoño en el tardío y distante verano. La lluvia que no ha cesado irrumpe en medio de los rayos de sol que atraviesan sus pupilas.
- Y esto es todo. - Le murmura a sus oídos.
La brisa le brinda una tibia, casi cálida, respuesta. Era lo mínimo que esperaba. Vaya. Está escrutando sus sombras, el sol es el culpable de que existan tantas y no sepa por cuál decidirse. En la oscuridad las cosas se simplifican. Fueron reiteradas y eternas las veces que divagó por las estructuras de sus últimas creaciones, los bocetos inacabados, demacrados por sus propias manos, ensuciados por la poca tinta que le quedaba. Fueron todos ellos hechos trizas, arrojados a la basura. ¿Por qué ahora concurrían pisadas..? ¿Por qué, de repente, cesaron? El silencio aconteció...
- Ven... - Una voz repiqueteó ese monosílabo en su interior, pero sabía que no era suya, bajo ninguna circunstancia podía ser suya...