miércoles, 24 de junio de 2009

Re

Se acercó a ese brillo mágico y sus manos se dispusieron a recorrer sus recovecos. Las yemas de sus dedos tocaron levemente sus labios, y abruptamente se deshicieron entre ellas. No podía ser, vio la luz en la que ardían sus ojos y quiso tan sólo contemplarlos más de cerca, pero se borraron del rostro. Iba a tocar su pelo mas cuando llegó a él, este se descompuso, cayendo cada mechón a borbotones. Abruptamente hizo el amago de palpar sus pálidas mejillas, empero aquellas fueron a parar al vacío. Dispuesto a todo, con perspicaz rapidez fue a unir su cuerpo en un abrazo con "aquello". Desafortunadamente, se esfumó por completo. Solamente fue capaz de detectar con espeluznante admiración el intenso halo de luz que había quedado. "Aquello" se había resquebrajado para acabar siendo blanco. Cegador y perturbante, incapaz de vislumbrar algo ocluyó sus ojos con la fuerza que le era posible mantener en sus párpados. No lo consiguió. La incandescencia permanecía.

lunes, 22 de junio de 2009

Fuego

Cerró los párpados mientras escuchaba aquella última sonata. Sí, la recordaba a la perfección, conocía hasta su nota más imposible. El piano hacía tiempo que ya no sonaba en aquella casa, no tenía suficiente fuerza como para volver a él. Cada vez que le dirigía una escueta mirada, desviaba los ojos a su alrededor y contemplaba estupefacto el desorden que había creado. No podía comprender el porqué de ese caos, no recordaba su origen. Sin embargo, él estaba allí, acusándose a sí mismo como el causante de aquella anarquía. Flotaba en el aire un humo denso, con el inconfundible aroma a tabaco. No hacía poco más que fumar y percibir intensamente deleitado las vibraciones de aquella música que tiempo atrás fue el motivo de discordia entre el extremo placer y la frustrante monotonía.
Esparció todos sus recuerdos en fotos por el suelo y tomó la decisión que había rondado su cabeza desde hacía demasiados años. Fuego. Lanzó su cigarro al fúnebre vertedero mientras inhalaba su última bocanada. Y, de repente, una estruenda risa inundó el ambiente, hasta que se ahogó entre las llamas.

miércoles, 17 de junio de 2009

No quiero más adiós

Todos acaban yéndose y sus caras se disparcen en mi mente. Intento recordar sus ojos, cómo sonreían y me siento acorralada y sin escapatoria cuando descubro que carezco de capacidades para hacerlo. Y que ellos no volverán a dirigirme sus habituales palabras que para mí eran un consuelo y que convertían un pesadumbroso día en un vaivén de inventadas situaciones en mis adentros.

No quiero perderlos para siempre, desearía que siguieran ahí, que sin saberlo llenaran pequeños resquicios que dificultan que el desolador desierto que me abrasa se apodere de mí. Sin embargo, sé que el adiós es inherente a mi condición y la de todos. Aunque se vayan sin despedirse para mis adentros si existirá la despedida.

Y mantendré la esperanza de rememorar las conversaciones efímeras e intensas que mantuvimos algún día. No, no les olvidaré a pesar de que ellos si lo harán.

lunes, 15 de junio de 2009

Cotidiano

Me muerde y me acorrala el tiempo mientras intento que llegue bien lejos. A mi pesar, estas pretenciones se convierten en juego del azar y no queda más que dejarlo pasar. Te olvido y todavía quedará el vacío, la infinita ausencia que penetra bajo todos los poros que poseo. Y vuelve otra vez a llover y a salir el sol y sigo sin distinguir qué será peor, qué alterará el paso de los días. Sé que nada es la respuesta, mas no quiero verla ni descubrirla. Quisiera indagar entre diversificaciones convertidas en invento, sin un claro comienzo ni un lúcido final, hasta que alcance la pasión que mis sucesos me han hecho perder. Una irrefrenable pasión transformada en deseo cuando roce un pensamiento, una melodía, un cuerpo foráneo, que me haga olvidar mis desvaríos y mis cotidianas sesiones de aislamiento.

jueves, 11 de junio de 2009

Sus formas

No puedo comprender aún la inexplicable sensación de desenfreno que me provoca una situación en la que me veo incapacitada para satisfacer cualquier remota gana de alterar el transcurso de los acontecimientos. Efervece una terrible envidia cuando veo lo sorprendentemente sencillo que parece hallar alegría hacia algo, alguien.
Creo que es imposible mantener ese estado durante mucho, sinceramente, no podría. Previamente, ya poseería mi mente otras ideas que me recuerden la fragilidad ajena, el lamentable estado de sus almas, y de sus vidas. Por ello, es inalcanzable un instante sin seriedad, sin indiferencia, sin frío.
Complicación es lo que emana lo observado. Tanto que la belleza sigue su trayecto al infinito sin más remedio que intentar correr hacia él, agónicamente, hasta que el sudor acabe con la reserva de energía y el agotado cuerpo se desplome ante el gélido suelo de la ignorancia. Y, embadurnado de rocío destape aquel descomunal desengaño en el que sus ojos no aspiraban más que a admirar un mínimo reflejo del rostro de la hermosura, siempre escondida bajo sus inquietantes formas.
La preocupación no acontecerá de manera elevada a estos desasosiegos, sin embargo, el intento de apreciar las sublimes apariencias de la naturaleza sucumbirá indeterminadamente hasta que sólo ella decida frenarlo. Mientras, espasmos con la música.

martes, 9 de junio de 2009

Provisional adiós

Se entreabre un leve átomo de oscuridad cuando bajo los párpados y oigo tu despertar, que me llama. Ajenos a la correspondencia de tus labios, se me adormecen arrancando bocanadas de aire. Y mientras, tu contaminante aroma que intoxica momentáneamente mis pulmones se ancla tras tu apariencia. La artificial magia es difícil de borrar, las espinas se clavan en mis venas hasta que arrastran la última gota de sangre. Mas son quebrantables las fantasías. Tu voz me grita ya tan lejos que no me alcanza y me duele. Sufro una terrible agonía que vierte humaredas y roba mis sonrisas. Decide transformarlas en medias y no en falsas, en verdaderas y no en sinceras. Cuánto quede de este gusto amargo terminará despidiéndose con un provisional adiós, pero volará en medio de la noche y el día suspendiéndose en la atmósfera.

viernes, 5 de junio de 2009

Estudios

Son las 3 de la mañana y algo más. Apenas quedan resquicios de café amargo endulzado con leche en mi paladar. El sueño me invade, las palabras también. Los pensamientos aún más, y como siempre, la música me acuna y me ofrece su enorme manto que transgrede las frágiles barreras y me aleja de la incomodidad del silencio. No lo aguanto, ni llega a rozarme, jamás. Antes, me recorren diversas situaciones, composiciones, de vagos deseos que, quebrantables, se esfuman y permiten que su esencia se condense en el ambiente.
Mas tengo y tendré siempre en mi alma las melodías que han pegado las piezas de las que me compongo, como un puzzle inacabado, al que aún le quedan partes por resolver, así están mis desvaríos. Mis latido decaen, perdiendo sentido, con cada pulso, inhalo un nuevo aire, que regresa otra vez más a su tierra sin rasgar un ápice de mi estructura.

lunes, 1 de junio de 2009

Persistencia

Me pide que abandone.
Que deje de empeñarme en aludirle.
Que olvide.
Que rechace los lamentos.
Que no invoque su recuerdo.
Que niegue sus palabras.

Las condiciones que exiges no son adecuadas.
Sabe que no puedo borrarle.
La esencia de tabaco todavía persiste.
Mi mente no la bloquea.
Una insistencia inevitable.

Hasta la media sonrisa que suspiraba
simplemente, imborrable.
Mi aguardada mirada
incluso era inadecuada.

Flotaban latentes mis pupilas
ante las suyas, dormidas
bajo el influjo del albedrío
libre de la vida.