miércoles, 17 de junio de 2009

No quiero más adiós

Todos acaban yéndose y sus caras se disparcen en mi mente. Intento recordar sus ojos, cómo sonreían y me siento acorralada y sin escapatoria cuando descubro que carezco de capacidades para hacerlo. Y que ellos no volverán a dirigirme sus habituales palabras que para mí eran un consuelo y que convertían un pesadumbroso día en un vaivén de inventadas situaciones en mis adentros.

No quiero perderlos para siempre, desearía que siguieran ahí, que sin saberlo llenaran pequeños resquicios que dificultan que el desolador desierto que me abrasa se apodere de mí. Sin embargo, sé que el adiós es inherente a mi condición y la de todos. Aunque se vayan sin despedirse para mis adentros si existirá la despedida.

Y mantendré la esperanza de rememorar las conversaciones efímeras e intensas que mantuvimos algún día. No, no les olvidaré a pesar de que ellos si lo harán.

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