miércoles, 29 de mayo de 2013

La oscuridad y el sonido de las cuerdas del violonchelo al ser tocadas... mi alma encogiéndose mientras apreto con todas mis fuerzas los dedos de las manos...
Ya no está... me digo. Pero sigue sonando... No la veo... no logro verlo... Ya no está... Lo sé. Pero la música sigue, y yo camino detrás de ella poniéndole por nombre el tuyo...

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