domingo, 7 de octubre de 2012

Nada fuera

A veces uno tarda en darse cuenta de que el tiempo es la distancia que acaba separándonos... pero no sólo eso. Es la ausencia del recuerdo, porque las rememoraciones vienen siendo sustituidas por otras nuevas, purificándose lentamente. Y aun quedaba tanto por decir. Y aun quedaba tanto por descubrir. El misterio es el mayor engaño humano, la más sutil trampa... Eso tal vez fuera todo lo que podía ser pronunciado por estos labios. Ya no hay búsqueda porque el misterio jamás ha existido. Ni tampoco los jamases ni los siempre. Fueron palabras volando sobre el cielo del pensamiento, fueron silencios profundos creados desde las fronteras de la eternidad. Cuántas veces será repetido... cuántas. Nada más que decir...

2 comentarios:

  1. Comparto la reflexión, es el tiempo más que el espacio el que separa a las personas. El espacio, si se quiere, es un obstaculo que puede ser salvado, pero ¿y el tiempo? No podemos volver atrás sólo hay una dirección para tratar con el tiempo.

    Pienso que "siempre" y "jamás" son conceptos de entes absolutos, y por ello sólo existentes fuera de la caverna; los usamos con ligereza en nuestros discursos, pero a lo sumo nos estamos refiriendo a situaciones reales que sólo son tenues y patéticas sombras de ellos.

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  2. Yo, personalmente, sin atribuírselo al autor, percibo una terrible desilusión en esta reflexión. Y contra ella reivindico el auto engaño. Si el misterio es un engaño, viva el engaño, antes que abrir los ojos ante el "borroso yermo en el que desespero"(ángel gonzález) Jamás y siempre existen, duren lo que duren. Lo que separa no es el tiempo sino el olvido.

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