domingo, 23 de mayo de 2010

D

Me encanta la hipocresía, la mediocridad
Me apasiona ver sus caras temblando sin temblar
Aunque se aprecie una impávida milésima
A pesar de que se capte una, tan sólo una de ellas
No podrán apreciar la ridiculez de sus vestimentas
¿Acaso yo he pretendido verla, la he ofendido?
¿Y acaso no? ¿Y si llegasen a plantearse el porqué?
Si fuese una única razón, tan recóndita y oculta,
se podría comprender su radical ignorancia,
pero no sucede así, deambulan en demasía.
Pero la ceguera alcanza todo el ámbito
¿la mejor solución, quizá?
También se padece de sordera, de carencia
de valor y de valores, de representaciones,
meras escrutaciones, superficialidad que aflora y se expande. 
De verdad, de especial, ¿algo tendrá?
Podrías comunicarlo en cuanto termine
de asfixiarse con el chirrido de los tacones.
(Aquella nube que pasa de lodo y aire)
Ridículo, ridículo, cierra.. (despacio..) los párpados
Antes vigila que la almohada donde repose
la tersura de tus cabellos no se despeine.
No te olvides de cerrar la puerta antes 
de que empiece a expulsar veneno la lengua.
Tan sólo fue por jugar, no es que muy en serio lo dijese.

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