lunes, 10 de mayo de 2010

Melancolía

Acabo de tener un sueño contigo. Sentía como que mi cuerpo de repente iba a saltar de la cama y erguirse, estaba como gritando desesperada porque te ibas a marchar para siempre y no volverías. Y va a suceder así, de ese modo, fue una terrible locura, y lo pasé bien con ella, soñé en demasía. No sé qué me producía el mirarte penentrando en tus ojos, desde ahí, los gestos iniciaron su descenso hacia la divagación. Me gusta escrutar, pasas de lado, te recuerdo, añoro hablar contigo, no digo por qué siendo ignorado por completo. 
El sueño aparentaba que me dieses una real oportunidad, que estuvieses en lo más alto de un edificio, yo a una gran distancia de tí, sobre el mismo suelo quebrado, viéndote a lo lejos, rabiando hasta más no poder por no volverte a ver, a punto de caer en el abismo que nos separaba. No sé. Era una sensación tan extraña, me embargaba absolutamente hasta el más remoto ápice de imaginación, tal vez comencé a escribir por ello, tal vez no. Ya no nos saludamos, apenas nos miramos, te veo desde lejos añorándote, y tú, sigues impertérrito con el mismo rostro expresando todo y nada. ¿Enamorarme de nuevo? BRF.

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