viernes, 27 de agosto de 2010

Algo..

Arranco las últimas hojas que le quedan a mi cuaderno, no sé cómo empezar. Atisbo la otra libreta, lejana en el estante y tan cercana en mis pupilas donde comienzo a pegar los pedazos de una historia rota. La tinta del bolígrafo se ha agotado, no puedo encontrar ningún bolígrafo por todo el cuarto. Hace un par de días que no veo la luz del sol y esto me hace sentirme como Drácula, esperando al acecho de una nueva víctima, aunque no sé qué tiene que ver la víctima aquí, supongo que desvarío. No recuerdo el motivo por el que llevo tantos días aquí dentro, sé que afuera había algo, algo que alteraba el orden de mis elucubraciones y por más que lo intente no lo rememoro. Si hubiese sido tan relevante ya hubiese aparecido antes en mi mente. Cuando me canso de indagar en busca del bolígrafo descubro que estaba en el cajón que he tenido todo el tiempo a mi lado, pero ya es tarde para escribir, mis ideas están vacías y remotas. Ni siquiera me sale leer. Qué hago. Son las once de la noche y no sé cuánto tiempo duraré en estas cuatro paredes. No es que el olor sea desagradable, peor sería el infierno. Dicen que es insoportable vivir ahí por el hedor que contiene. No me queda más remedio que disponerme a dormir, siento cada vez más frío el cuarto a pesar de que las noticias se empeñen en recordar la asfixiante ola de calor que sufrirá este lugar en días próximos y los altos grados que hay tanto de día como de noche. A este cuarto no llega mucha luz y he de usar una manta para dormir cuando a veces me da por temblar. En el segundo cajón a mi derecha tengo guardado mi reproductor de música y unos cascos, podría escuchar algo de piano, tal vez Glenn Gould interpretando a Bach, o algo con guitarra, quizá una canción de los 70 de Black Sabbath. Sí, para las horas nocturnas prefiero algo más fuerte, con más ritmo después del sosiego inexorable de la tarde, para darle más vida a la atmósfera pastosa. "I can't see the things that make true happiness, I must be blind" decía "Paranoid" de los Sabbath. Las sábanas heladas se me pegaban a la piel mientras escuchaba la melodía y poco a poco la letra se perdía en los recodos de la cama. Me costaba atisbar aquella imagen en mi mente, el nácar de la sonrisa y el cúmulo de gestos aparentemente inconexos. La oscuridad y la falsa apariencia gélida de la habitación originaban en mí demasiados desvaríos. Hacía mucho tiempo que no había contemplado el azul del mar ni el círculo evanescente de la luna, la cual por estas fechas estaría llena, o eso suponía. Sentía el peso de mis piernas, brazos, dedos y sobretodo de mi cabeza; no podría ser capaz de levantarme para contemplar con plena satisfacción una noche de verano en la que indudablemente la luz de las estrellas iluminaría todo el firmamento, y la luna, en pleno apogeo, se vislumbraría con irrevocable belleza. Esperaría, otra vez más, otras veinticuatro horas de arrepentimiento.

1 comentario:

  1. Ummm Tú y tu música... Sin duda el matrimonio será pronto y viviréis felices para siempre xD

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