viernes, 27 de agosto de 2010

ODIO los títulos

Alguna vez nos planteamos cosas. Analizamos lo que tenemos a nuestro alrededor. De pronto te pierdes en el color de la pared, de un blanco sucio con manchas sospechosas que realmente no sabes de dónde provienen. Pero quedarse aquí, entre estas sábanas mientras deliro, es una sensación impresionante. Pegada a la cama, durmiendo sin dormir, con los ojos cerrados al acecho de una imagen que no llega, esperando impacientemente a que venga por arte de magia la imaginación. Se pierde cuando la buscas y llega cuando no la esperabas. Quizá un atisbo de idea-relámpago te persiga en tu subsconsciente, pero nunca se transforma en palabras, no alcanza la meta. Casi.
Qué estertor vivir con los ojos abiertos, queremos ser ciegos aunque sería terrible que la oscuridad invadiese nuestras vidas. No atisbar una montaña, un coche, una persona que escruta el leve brillo de tus ojos, una mano, los muebles de tu casa al caminar. Sin VER, cómo se podría vivir. Hay gente que puede hacerlo, ¿podríamos acaso todos habituarnos a esta ceguera física? Empero, somos capaces de habituarnos a la imperiosa abstracción de una ceguera ficticia, la cual somos incapaces de palpar. No queremos ver lo que realmente tenemos ante nuestros ojos, tras las palabras, oculto y amalgado a ellas. Al fin y al cabo, ¿de qué nos serviría? ¿Respaldarnos en lo irreal o en lo real? ¿Qué elegir sin equivocarse irrevocablemente de elección?

Percatarnos de que lo que tocamos ni siquiera posee ese color con el que lo vislumbramos no es una tarea levemente díficil; si otra luz distinta, con mayor intensidad, lo pretende atravesar cambiará. Podría entonces atisbar... que el azul celeste de las sábanas se oscurece en gris cuando la luz de la lámpara pequeña permanece encendida y... mientras... el suave roce producido por el parsimonioso movimiento de mi cuerpo por toda la cama, girándome ciento ochenta y ciento ochenta grados, mirando hacia la pared, hacia la otra cama, hacia... el techo. No será mala idea permanecer anclada aquí, con el libro en mano, leyendo y haciendo pausas constantes. En estas pausas desconozco qué viene a mi cabeza. Lo que haré mañana, lo que hice hoy, algunas palabras cómicas, otras tonterías, futilidades, desde luego. En otros momentos, es adorable ese momento, me desconcentro para divagar sobre vacío, nada pasa por mi cabeza, aunque se empeñen en decir que todo el rato la mente está trabajando, yo siento que en ese instante no hay más que un mar de vacío en ella. Nada se me ocurre, cualquier leve idea es desechada, sólo es válida la carencia de lucidez, ese blanco vomitivo e indescriptible que se acumula ahí sin solicitarlo de modo alguno. De algún modo, ese efímero aislamiento es agradable, aunque algo termina por obligarte a que retornen a la circulación los pensamientos. Oh, es pavorosa esa obligación interna que te dice "para, para de una vez, piensa en algo". ¿Acaso no estaba parando en aquel momento de niebla?

Dejémoslo para otro día, permanezca aquí, aparte el libro. Da igual dónde. No mire nada, lumbre insuficiente, oscuridad apta, párpados cerrados, cerebro bloqueado. Bien, comencemos.

3 comentarios:

  1. Te deseo suerte con todo mi higado. El papel en blanco es algo digno de temer.

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  2. ¡Oh, dios mío! Quedarse en blanco... ¡¡Socorro!! Odio cuando pasa eso, te sientes frustada: ni una idea... En cambio, otros días fluyen sin problemas, ¿por qué será?
    Por cierto, que fácil te distraes mientras lees, yo me meto en el libro, estoy ahí al leer. Mientras leo lo que escribes, me transporto junto a ti, a tu cuarto, y te veo haciendo lo que relatas, mas solo soy un fantasma, un insólito ser inadvertible ante tus ojos que vagabundea por tu cuarto sin mediar palabra alguna, observando cada ínfimo detalle que se esconde en él. Finalmente llega la oscuridad suavemente, poco a poco... Todo se vuelve oscuro, no veo nada claro... De repente, abro los ojos y me doy cuenta de que estoy frente a la pantalla del ordenador, leyendo. Entonces se me ocurre el comentario, que ahora mismo estoy escribiendo y me estoy currando lo suficiente, para que mi amiga no diga que no le leo ¬¬.
    En fin, con todo este rollo, vengo a decir, que me he metido en lo que has narrado a la perfección, ppor lo que deduzco que eres muy buena escritora, mi compañera de oficio =)

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  3. Por cierto, cogeré parte del comentario para mi tablón xD Que me quedó bastante bien xD También una frase de tu poema anterior xD Espero no te importe =)

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