viernes, 21 de octubre de 2011

Hoy podía decirle que esta vez volvería, se derramaría sobre el suelo y esperaría a que el otro actuase. Maravilloso, maravilloso. Los veo cómo las ven y cómo me ven, ellos y yo nos sentamos, con las mismas expectativas. Sin más, somos actores del mismo teatro, repetimos a medias las palabras que dijo el otro sin comprenderlas mucho, ni poco, sin que siquiera ese amago merezca realmente la pena. Me siento cómoda con ganas fragmentadas de vacío y miradas que llevan al abismo, otra espiral y otra. Lo miras y lo ves con ellos, entre ellos, dentro de, fuera de, y todo esto de vez en cuando, pero sólo por buscar algo. -Aunque no es eso lo que tu desasosiego necesita para desvanecerse-. Y entonces es cuando vuelves al libro y a la gente sentada, alguien te mira gracias al reflejo del cristal, así como tú puedes ver al otro a través del reflejo de tus propias gafas, rayos y ondas y luz, elementos insignificantes para la mayoría. Recuerdas las letras, un nuevo ciclo de pensamientos te acomete, dicen que en la literatura española todo tiende a ser círculo, dando vueltas todo el tiempo con la misma idea, mientras que la inglesa tiene una estructura más jerárquica, más piramidal, de las ideas generales a las más específicas. ¿Eso me hacía diferente de algún modo? ¿Acaso no hacía yo eso, con mi cabeza, todo el tiempo? Vaya, alguna pieza más que lograba encajarse,  los puzzles son inexpugnablemente apasionantes, hipnóticos. Y yo, allí, sentada, sin uno entre manos... si tan sólo... Cambia el ángulo de su mirada el sujeto A, está bien, copiaré el gesto. Techo, luces. Ningún punto de referencia que me haga desviarme de esa... V que se forma.
V de vidrio, vendetta, vo-cal, vino, voz, verdad, vacío, V de V., V. que me enseñó tantas cosas hace tantos años, y que de vez en cuando me incita a arraigar las raíces hacia la exasperación pasional. Debería V. sentirse orgulloso de que me acuerde de él, alguna que otra vez, aunque V. sea un desconocido, todos pensarían lo mismo si les dijese lo mismo, pero qué más da. Fue una V. fantasma, literatura, música, y hay otras V. y yo que no lo sabía, posteriormente vinieron y se fueron, y ahora viene otra que también se irá. Prefería las J., siempre creí en ellas, como cosas inmateriales, insustanciales, claro está, pero ...drenantes, casi puras, inocentes, casi frías, sin embargo sinceras, sinceras... V. me enseñó a decir adiós a pedantería, a re-tener miedo a los ojos fijos, tantas cosas.  Y ahora, si todo va bien, tendrá su gracia lo que suceda.
¿De verdad crees lo que acabas de decir? No demasiado, sin embargo... él ha vuelto a girar la cabeza, y la finalización de su ángulo me apunta directamente....

No hay comentarios:

Publicar un comentario