domingo, 2 de octubre de 2011

Foggy

Hoy sellaste con tus dedos la última palabra. Los vi, cerca, despacio, sobre tus labios, haciendo un amago de ausencia. Cesó justo en aquel instante la lluvia que se veía tras la ventana, ahora ya no tenía ningún otro sitio donde mirar. ¿Y si cerraba los ojos? Tal vez esto fuese una pesadilla y despertase de aquel modo. La oscuridad vino a mí, así como un insospechado viento, el sosiego infinito, algo estaba contemplándome desde iris extranjeros. Creo que eras tú, mas mis ojos no alcanzaban la luz como para escrutarlos, esta vez relajaría los músculos y, a tientas, sería yo quien volase a la ventana abierta, persiguiendo la lluvia.

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