El ámbito que nos rodea, una sombra que nos persigue, incluso en la oscuridad más absoluta de una noche sin luna. Es esta la que decide por nosotros y no así a la inversa. Sucede que cuanto creemos apreciar está interrelacionado con las pautas de otros y en el trascurso de este descubrimiento hacemos lo imposible porque nuestras decisiones sigan siendo nuestras, nuestros pensamientos no nos sean arrebatado y nuestros sentimientos no hayan sido reproducidos anteriormente. Lo cierto es que estamos clavados en una ruleta que continuamente gira dando lugar a nuevos acontecimientos hasta que rueda sobre sí misma y todo vuelve a suceder.
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