miércoles, 23 de mayo de 2012

Hasta que esto roce la hecatombe no dejarán de sucederse las ausencias. Si puede decirse o escribirse algo, ¿por qué no, pues? Apelar a la honestidad es atentar contra el aclamado respeto al prójimo. ¿Respeto? Palabra controvertida. Si yo no respeto tus ideas... ¿acaso no te respeto a ti?  Desde mi punto de vista es claro que los conceptos que puedan imperar en nuestro interior son sólo eso: conceptos. No nos pertenecen. Tan sólo los descubrimos, los aprendimos en un pasado y decidimos hacer nuestras las sentencias que proclamaban. Oh,  entonces... ¿por qué te ofende tanto que critique lo que una vez no fue tuyo si ni siquiera lo es ni lo será? A veces creo -y cada vez con mayor seguridad- que leer sólo ensucia los pensamientos más lúcidos que podamos tener, aferrándonos a tal o cual escritor o escrito. ¿Y para qué si esas palabras no las sentimos tal y como las sintieron quienes las escribieron?

1 comentario:

  1. y sin embargo leemos (esto viene a ser la conclusión de lo que quería decir y no supe)

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