lunes, 4 de junio de 2012

Que me quemen si eso implica desaparecer de una vez.
Quiero complacerles con las llamas, si es lo que desean.
¿Odiar?  ¿Sólo eso?
Si es aún más intenso...
Mucho más intenso.

¿Quieres odio? ¿Eso es lo que quieres? ¿Estás seguro?
Que todos los sentimientos son transitorios, ya. Y qué.
¿Por qué no empiezo yo quemando cada edificio de locura mental en donde residimos inútiles e inútiles horas? ¿De veras sirve eso para algo?
¿Sirve para algo que tenga que servir para algo?
Todo es excusa de otras excusas.

Futilidad absoluta convertida en presión. Idiotas, siervos, triángulos y saliva. Mucha saliva.

¿Dónde queda el FUEGO?


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