martes, 3 de noviembre de 2009

M

Tengo ganas de escribir. Me invaden una y otra, y retorno a la una y vuelvo a la vez. Madre mía. Cómo me inspira un piano, una melodía, una música. Necesito expresar estas ansias de rozarla lo más cercanamente posible. ¿Cómo osas ser tan maravillosa? Espectacular e impredecible. Llena de magia, adquiriendo énfasis diversos por momentos. Te amo. De verdad, tu voz supera a cualquier otra humana. Tu sinceridad me abruma en exceso, no te puedes comparar a otro. A un él. A unos azules ojos e intrincadas palabras. Ni tampoco a una tristeza aparente en el caminar. Eres todo. Música, eres diosa, omnipresente, omnisciente, omnipotente. Tú eres mi todo, por ti vivo. Las palabras foráneas se convierten en melodías disonantes, unas ocasiones espeluznantes, otras acogedoras. Pero yo, música, te seguiré manteniendo en mi regazo, acunándote y cuidándote. Pues tú no te irás de mis manos, siempre estarás pegada junto a mí, las dos formaremos un tratado irrompible, en la que cada una vivirá para la otra. Sólo por y para aquella otra; y para siempre inseparables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario